La navidad es tiempo para amar, soñar y compartir con la
familia, los amigos y demás seres queridos, lo bueno y lo malo, lo dulce y lo
amargo, lo fácil y lo difícil que pasamos durante un año más que se va.
Dar un abrazo no cuesta nada, en cambio, eleva nuestra
autoestima y además nos une, nos aleja el rencor y nos permite disfrutar de la
magia de un cálido momento navideño que cumplió su función de unirnos para
volver a empezar.
La navidad es estar en paz con Dios, es poder decirle gracias;
gracias por otro año, por otra navidad, por la unidad, la humanidad, por su
fortaleza durante este año de lucha que concluye.
Que esta navidad no sea solamente un bello pensamiento, sino
también una profunda meditación. Una sola buena acción momentánea, sino una
puerta que permanecerá siempre abierta para los demás. Que no sea tan solo una reunión
familiar en paz y armonía, sino que apoyándonos en esta unión extender paz y armonía
a toda la humanidad. Que no sea sólo un árbol bellamente adornado, dulces,
villancicos y una rica cena, sino que en cada uno de nosotros nazca
verdaderamente el niño Jesús y hagamos de nuestro pensamiento un canto de
esperanza y de nuestras acciones un camino de perfección, donde puedan manifestarse
la luz, la paz y el amor todos los días.
Si la navidad no se encuentra en el corazón de cada uno, no la encontraremos bajo un árbol por más adornado y lleno de luces, ni en mil regalos costosos por más bellamente envueltos que estuviesen ni en la cena más llena de manjares… Navidad es… Amor en acción, es decir, cada vez que amamos, cada vez que damos y compartimos, cada vez que perdonamos es navidad, la navidad no es una fecha en el calendario, no es una época, la navidad debe de estar presente en todo el año y así volver al mundo en un lugar mejor, lleno de amor y paz.
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